Crédito de fotografía: Stefanus Martanto Setyo Husodo. Sin título. Vía Unsplash. Uso bajo licencia Creative Commons Zero. No se realizaron cambios. |
En 1933, el autor F. Scott Fitzgerald escribió una amorosa carta a su hija de once años, Scottie, en la cual elaboró una lista de cosas de las cuales ella debía preocuparse, cosas de las cuales no debía preocuparse, y cosas en las cuales simplemente debía pensar. Dicha epístola puede leerse en el libro "Cartas", del afamado autor. A continuación transcribo una traducción libre de la mencionada lista:
Cosas de las cuáles preocuparse:
Preocúpate por el valor.
Preocúpate por la limpieza.
Preocúpate por la eficiencia.
Preocúpate por la equitación.
Cosas de las cuáles no debes preocuparte:
No te preocupes por la opinión popular.
No te preocupes por las muñecas.
No te preocupes por el pasado.
No te preocupes por el futuro.
No te preocupes por crecer.
No te preocupes porque alguien te lleve la delantera.
No te preocupes por el triunfo.
No te preocupes por el fracaso, a menos que sea tu culpa.
No te preocupes por los mosquitos.
No te preocupes por las moscas.
No te preocupes por los insectos en general.
No te preocupes por tus padres.
No te preocupes por los chicos.
No te preocupes por las frustraciones.
No te preocupes por los placeres.
No te preocupes por las satisfacciones.
Cosas en las cuales pensar:
¿Cuál es mi objetivo?
¿Cuán buena soy en comparación con mis contemporáneos en lo que se refiere a:
a) Estudios académicos.
b) ¿De verdad entiendo a la gente, y soy capaz de llevarme bien con ellos?
c) ¿Cuido de mi cuerpo para transformarlo en un instrumento útil, o lo estoy
descuidando?
Con amor,
Tu papá
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