Crédito
de fotografía: C. Mario del Río vía Flickr, "Sailing". No se
realizaron cambios.
Uso
bajo Licencia CC Commons. Algunos derechos reservados.
|
Después de más de diez años
trabajando en el mismo lugar, uno de mis amigos recibió una notificación de reubicación laboral
inesperada, y en breve será trasladado por su compañía a otra ciudad.
De alguna manera, le corresponderá a él y a su familia recomenzar de nuevo. Y mientras estábamos celebrando su despedida, sus reflexiones acerca del proceso de vida que está por iniciar me parecieron dignas de ser compartidas, puesto que todos vivimos algún tipo de transición tarde o temprano.
De alguna manera, le corresponderá a él y a su familia recomenzar de nuevo. Y mientras estábamos celebrando su despedida, sus reflexiones acerca del proceso de vida que está por iniciar me parecieron dignas de ser compartidas, puesto que todos vivimos algún tipo de transición tarde o temprano.
-"Las transiciones son difíciles, pero son parte de la vida"- nos dice, mientras pienso en lo intricado que nos resulta movernos de nuestra zona de confort para ir en busca de lo desconocido. -"Muchas veces no son nada agradables, tal como no lo son esos desvíos que a veces nos encontramos cuando conducimos. Sé que vamos a extrañar cosas tan sencillas como el supermercado de la esquina, donde ya conozco exactamente dónde encontrar cada cosa que necesito. Ni hablar de las amistades... uno no pasa doce años de su vida construyendo relaciones para luego irse como si nada, como si bastase con un simple ¡hasta luego!"
"No obstante, es muy difícil moverse hacia delante si sólo miramos hacia atrás. ¿Quién puede manejar con precisión sólo guiándose por el espejo retrovisor? Es imperativo ver hacia el frente si queremos llegar hacia nuestro destino, aun si tenemos que tomar un desvío imprevisto. A veces nos resistimos a los cambios, prefiriendo continuar con nuestras ataduras en lugar de aceptar la visión de Dios para nuestra vida. Yo no sé lo que me depara el futuro, pero sí sé que Dios es quien sostiene mi futuro."-
Solemos dar por sentado que somos los capitanes absolutos de nuestra existencia. Nos gusta trazar rutas y empecinarnos en completarlas, y nos frustramos cuando las cosas toman un rumbo diferente al que habíamos previsto. Olvidamos que nuestro entendimiento del mundo está limitado a lo que nuestros sentidos perciben, mientras que nuestro Padre Celestial, en su infinita omnisciencia, tiene una visión de largo alcance, tiene "el mapa" completo y vela por llevarnos sanos y salvos a nuestro destino. Cualquiera que sea la transición que estás pasando (nuevo trabajo, ruptura de una relación, moverte a una nueva ciudad o país, enfermedad, etc.) recuerda que algún día este momento será sólo un recuerdo, y podrás mirar hacia atrás y entender entonces cuál era ese propósito que Dios tenía destinado para vos. Adelante. Llegó el momento de cerrar los ojos y da un salto de fe.
Sigo leyendo tu blog, en definitiva me gusta como escribes....
ResponderBorrarSaludos
Encantada de recibirte como visitante. ¡Mil gracias!
Borrar