viernes, 4 de julio de 2014

Deshidratar todo el miedo que hay en tí

Oh Lovely, Please do not Fade
Crédito de fotografía: Reji, "Oh Lovely, Please do not Fade", vía Flickr. No se realizaron cambios.
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Ante la pérdida de uno de sus seres más queridos, una de mis mejores amigas, lejos de soltarse en llanto como una Magdalena, ha permanecido estoica, dando la impresión -a algunos- de que es un tanto insensible.

No podrían estar más equivocados aquellos que la juzgan así, y sólo quienes la conocemos estamos conscientes de su lucha interna por no dejar salir el dolor que lleva consigo. A su modo de ver, ella tiene que permanecer impasible para que los demás miembros de su familia no caigan quebrantados, algo así como evitar una reacción en cadena. Sin embargo, me comenta que cuando está a solas en la iglesia el llanto fluye fácil e imparable, como si fuera una niña perdida en el supermercado.

Le digo que deje de ser terca, que ese es signo de que tiene energía acumulada, en espera de ser liberada. Si no la deja libre, esta se va a escapar por medios alternos, como dolores de cabeza o enfermedades psicosomáticas. Nuestro cuerpo está diseñado tan perfectamente que cada lágrima acarrea consigo moléculas distintas, dado que son una reacción a determinadas situaciones. No es lo mismo llorar de alegría que llorar porque tenemos una suciedad en el ojo, por ejemplo; en la actualidad incluso podemos apreciar por medio de fotografías algunas de esas diferencias, como las que se muestran en este sitio web, tomadas del proyecto "La Topografía de las Lágrimas".

Dejemos al cuerpo hacer su trabajo, y lloremos si así lo necesitamos. Si sos hombre y pensás que eso "no es de machos", dejame decirte que el efecto es el mismo tanto para hombres como para mujeres, ¿no somos acaso todos los seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios? Negarnos ese mecanismo de liberación de sentimientos es negar el diseño perfecto que Él creó.

O como dice El Poema de la Lluvia Triste de Mago de Oz:

Llorar es purgar la pena,
deshidratar todo el miedo que hay en ti,
es sudar la angustia que te llena,
es llover tristeza para poder ser feliz.

 Adelante. Llegó el momento. Oro porque las lágrimas que derramés sean como gotas de rocío anunciando una nueva mañana en tu vida. Amén.

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