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Hoy comparto una carta extraordinaria de Hunter S. Thompson escrita, en respuesta a su amigo Hume Logan, cuando era un desconocido de 22 años de edad. El autor demuestra un estilo que se consolidaría posteriormente en su conocida trayectoria como escritor y periodista. ¡Sin desperdicio!
22 de abril de 195857 Perry Street
New York City
Querido Hume,
Me pides un consejo: ah, ¡qué cosa tan humana y peligrosa de hacer! Puesto que aconsejar a un hombre que pregunta qué hacer con su vida implica algo muy cercano a la egomanía. Presumir de señalar a un hombre la meta última y correcta — apuntar con un dedo tembloroso hacia la dirección CORRECTA es algo que sólo un tonto haría.
No soy un tonto, pero respeto tu sinceridad al preguntar mi consejo. Te pido, no obstante, al escuchar lo que digo, que recuerdes que todo consejo sólo puede ser el producto del hombre que lo da. Lo que es verdad para uno puede ser un desastre para otro. No veo la vida a través de tus ojos, ni tú a través de los míos. Si intentara darte un consejo específico, sería tal como si un ciego guiara a otro ciego.
"Ser o no ser. He ahí el dilema. ¿Qué es mejor para el alma, sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos, o levantarse en armas contra el océano del mal..." (Shakespeare)
Y, en efecto, ese ES el dilema: flotar con la marea, o nadar por una meta. Es una elección que todos debemos tomar consciente o inconscientemente en algún momento de nuestras vidas. ¡Muy pocas personas lo entienden! Piensa en cualquier decisión que alguna vez hayas comado en relación con tu futuro: Puedo estar equivocado, pero no veo cómo pudo haber sido nada más que una elección indirecta — entre las dos cosas que he mencionado: flotar o nadar.
¿Pero por qué no flotar si no tienes una meta? Ese es otro dilema. Es incuestionablemente mejor disfutar el estar a flote, que nadar en la incertidumbre. ¿Así que cómo es que un hombre encuentra una meta? No un castillo en las estrellas, sino una cosa real y tangible. ¿Cómo puede un hombre estar seguro de que no está tras la "gran montaña rocosa de caramelos," la atractiva meta de golosinas que tiene poco sabor y nada de sustancia?
La respuesta — y, en cierto sentido, la tragedia de la vida — es que buscamos entender la meta y no al hombre. Establecemos una meta que nos exige ciertas cosas: y hacemos esas cosas. Nos ajustamos a las exigencias de un concepto que NO PUEDE ser válido. Cuando eras niño, digamos que querías ser un bombero. Me siento razonablemente seguro de decir que ya no quieres ser un bombero. ¿Por qué? Porque tu perspectiva ha cambiado. No es el bombero quien cambió, sino tú. Cada hombre es la suma total de sus reacciones a la experiencia. A medida que tus experiencias difieren y se multiplican, te conviertes en un hombre diferente, y por lo tanto tu perspectiva cambia. Esto continúa una y otra vez. Cada reacción es un proceso de aprendizaje; cada experiencia significativa altera tu perspectiva.
Así que pareciera tonto ¿no? ajustar nuestras vidas a las exigencias de un meta que vemos de un ángulo diferente cada día. ¿Cómo podríamos esperar conseguir algo más que una neurosis galopante?
La respuesta, entonces, no debe lidiar en absoluto con nuestras metas, al menos no con metas tangibles. Tomaría resmas de papel desarrollar este tema hasta la saciedad. Sólo Dios sabe cuántos libros se han escrito acerca del "significado del hombre" y ese tipo de cosas, y sólo Dios sabe cuánta gente ha ponderado el tema. (Uso el término "sólo Dios sabe" puramente como una expresión.) Tiene muy poco sentido que yo trate de darte un resumen proverbial, porque soy el primero en admitir mi falta absoluta de credenciales para resumir el sentido de la vida en uno o dos párrafos.
Voy a mantenerme alejado de la palabra "existencialismo," pero podrías tenerla en mente como una especie de guía. También podrías tratar con algo que se llama "El Ser y la Nada" de Jean-Paul Sartre, y con otra cosita llamada "Existencialismo: De Dostoyevsky a Sartre." Esas son meras sugerencias. Si estás genuinamente satisfecho con lo que eres y con lo que haces, entonces rehuye de esos libros. (Deja las cosas tal como están.) Pero de regreso a tu pregunta, como dije, poner nuestra fe en metas tangibles pareciera ser, en el mejor de los casos, insensato. Así que no luchamos por ser bomberos, no luchamos por ser banqueros, ni policías. LUCHAMOS POR SER NOSOTROS MISMOS.
Pero no me maltinterpretes. No quiero decir que no podemos SER bomberos, banqueros, o doctores — sino que debemos hacer que la meta sea conforme al individuo, en lugar de que el individuo sea conforme a la meta. En cada hombre se combinan elementos hereditarios y ambientales que producen una criatura de ciertas habilidades y deseos —incluyendo una necesidad profundamente arraigada de funcionar de tal manera que su vida tenga SENTIDO. Un hombre tiene que SER algo; tiene que importar.
Como lo veo, entonces, la fórmula funciona más o menos así: un hombre debe elegir un camino que le permita que sus HABILIDADES funcionen con máxima eficiencia hacia la gratificación de sus DESEOS. Al hacer esto, estará llenando una necesidad (darse a sí mismo identidad al funcionar en un patrón establecido hacia una meta establecida), evita frustrar su potencial (eligiendo un camino que no le pone límites a su auto desarrollo), y evita el terror de ver su meta languidecer o perder su encanto según se acerca a ella (en lugar de moldearse a sí mismo para satisfacer las demandas de lo que él busca, ha moldeado su meta para que se adapte a sus propias habilidades y deseos).
En pocas palabras, no ha dedicado su vida a alcanzar una meta predefinida, sino que en cambio ha elegido un modo de vida que SABE que disfrutará. La meta es absolutamente secundaria: lo que importa es el funcionamiento alrededor de la meta. Y parece casi ridículo decir que un hombre DEBE funcionar en un modelo de su elección; por cuanto permitir que otro hombre defina tus propias metas es renunciar a uno de los aspectos más significativos de la vida — el acto definitivo de la voluntad que hace al hombre un individuo.
Asumamos que piensas que tienes que elegir entre ocho caminos a seguir (todos predefinidos, por supuesto). Y asumamos que no puedes ver ningún propósito real en ninguno de los ocho. ENTONCES — y he aquí la esencia de lo que he dicho — DEBES ENCONTRAR UN NOVENO CAMINO.
Naturalmente, no es tan fácil como suena. Has vivido una vida relativamente estrecha, una existencia más bien vertical en lugar de horizontal. Así que no es tan difícil entender por qué pareces sentirte como te sientes. Pero un hombre que posterga su elección inevitablemente verá que las circunstancias tomarán la decisión por él.
De manera que si te cuentas ahora entre los desencantados, entonces no tienes otra elección que aceptar las cosas como son, o seriamente buscar algo más. Pero ten cuidado de buscar metas: busca una forma de vida. Decide cómo quieres vivir y luego ve lo que puedes hacer hacer para vivir DENTRO de esa forma de vida. Pero tú dices: "No sé dónde buscar; no sé qué buscar."
He ahí el quid. ¿Vale la pena renunciar a lo que tengo para buscar algo mejor? No sé. ¿Lo es? ¿Quién puede tomar esa decisión, sino tú? Pero aún si te DECIDES A VER, avanzarás grandemente hacia una decisión.
Si no me detengo ahora, voy a terminar escribiendo un libro. Espero que no sea tan confuso como se ve a simple vista. Ten en cuenta, por supuesto, que esta es MI MANERA de ver las cosas. Sucede que pienso que es bastante aplicable de manera general, pero puede que tú no. Cada uno de nosotros tiene que crear nuestro propio credo — este resulta ser el mío, solamente.
Si cualquier parte de esto no parece tener sentido, házmelo saber sin lugar a dudas. No estoy tratando de enviarte en búsqueda del Valhalla, sino meramente señalando que no es necesario aceptar las elecciones que te han sido dictadas por la vida tal como la conoces. Pero, de nuevo, si eso es lo que terminas haciendo, por supuesto que convéncete de que eso es lo que TENÍAS que hacer. Vas a tener mucha compañía.
Y eso es todo por ahora. Hasta que sepa nuevamente de ti, quedo,
Tu amigo,
Hunter
(Traducción libre por C. Lehrer)
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